viernes, 5 de diciembre de 2008

COLUMNA DE OPINIÓन


Poder es querer
Uno de los problemas más incómodos que día a día afecta a la sociedad de la ciudad de Lima, es el transporte público.Simplemente, con el hecho de que seas el pasajero de una combi, un ómnibus o taxi, tienes que enfrentar el caos vehicular, donde cada conductor quiere ganar un minuto más para llegar a su paradero, los que viven en la anomía peatonal, donde cada cual cruza la pista cuando quiere y donde se le ocurra, donde no hay semáforo ni policía.Yo creo que los problemas lo generamos todos y el gran caos que se vive en estos días es causa de nuestras propias imprudencias y la falta de cultura en materia de trasporte. Si se está realizando algunas capacitaciones para evitar los accidentes de tránsito, también se debería ver el trabajo que realizan las empresas de transporte público y obligar a que se tomen la responsabilidad de implementar seguridad y comodidad en el trato con los pasajeros.Para mí, el lugar que refleja la cultura peruana, es mirar un momento la avenida Abancay y ver lo que sucede, cómo se comportan los conductores y cobradores de transporte público. Entre ellos también los pasajeros de las unidades móviles. En ese lugar todos hacen lo que quieren. Las leyes y normas no existen. Porque si sucede algo malo, si el cobrador faltó el respeto a alguna persona o viceversa, no hay una autoridad de seguridad cerca para que pueda solucionar el problema.El que tiene el trato directo con las personas es el cobrador, por ende debería ser una persona capacitada, respetuosa y que sepa comportarse de una manera decorosa ante los usuarios del ómnibus. Y la tarea más difícil la debe asumir los dueños de los transportes. Que cada uno de ellos seleccione a sus conductores y cobradores que se desempeñarán en su empresa.¿Quién no ha subido a una combi y ha tenido que aguantar todo el recorrido la música a todo volumen que pone el chofer? Lo malo no es la música, pues al fin y al cabo se la puede aguantar. Lo incómodo es el volumen que le ponen, es desesperante en momentos. Baja una persona, el cobrador dice: _Baja. El chofer no escucha nada por el volumen de la música y se pasa dos cuadras y provoca que el pasajero le diga su vida y mande algunos saludos para su familia, especialmente a la madre del chofer y de paso del cobrador. ¿Es que no hay una ley que restrinja este abuso? Sube a cantar un niño y no se le escucha nada por la música. A veces te llaman por el celular, es una persona importante y te pregunta: _¿Estás en una fiesta? A lo que respondemos: _No, estoy en la combi. Creo que se debe poner un alto a tantos abusos de parte de los transportistas. Pero no solo depende de ellos, sino de nosotros mismos, a veces miramos al cobrador como un muerto de hambre o ni lo miramos al darle nuestro pasaje. ¿Se han puesto a pensar en todo lo que siente aquel cobrador? Tiene que llevar la comida a su hogar, necesita ese trabajo, si pudiera tener otro mejor, lo haría. En nuestra Lima y Perú de hoy, es necesario tener combis con su chofer y cobrador. Alguien tiene que tomar su lugar.Cuando todos los peruanos iniciemos el camino del cambio, será cuando logremos ser una sociedad ordenada, para que juntos superemos todo los desaires que nos generan las famosísimas combis de transporte público en el Perú. Ese día seremos una sociedad civilizada. Hasta entonces debemos seguir viviendo con el malestar diario y soñando con un futuro en el que el servicio será automatizado. Y si no te gustan las combis, cómprate un carro o toma un taxi. Si quieres que el servicio de transporte mejore, empieza mejorando tú y trata mejor a las personas que te brindan un servicio. El cambio empieza por uno mismo.

Por: Mabel Alvarado Carrión.

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